La virtud del trabajo o cómo dejar el subdesarrollo
Thomas O. Davenport, en una edición de 1.999, hablando del “Capital Humano”, hace las siguientes referencias. En primer lugar cita la historia de Adán y Eva relatada en el libro del Génesis, tal vez para ofrecernos la visión equivocada del trabajo. Una ocurrencia popular dice que el trabajo es salud, ¡viva la enfermedad!. Sin embargo, el trabajo al que nos referimos no es el sinónimo de castigo, al contrario, se trata del trabajo virtuoso. Vivir es un trabajo solo sustentable por la virtud que tiene el ser humano para crecer, en espíritu y físicamente. El tema es tan antiguo como la humanidad misma y las luchas por enaltecer la actividad pasan por estar creyendo que el trabajo se puede manejar como una simple relación costo-beneficio; es decir, quisieramos volver al paraíso.
Unos cuantos siglos después, nos ubicamos en una cita del ex-presidente Nixon, quien de ética no es el mejor expositor; a propósito del día del Trabajo, por allá en los años 70 dijo:
“... El concepto de ética laboral sostiene que el trabajo es bueno en sí mismo; que un hombre o una mujer se convierten en una persona mejor en virtud del acto de trabajar. El espíritu competitivo de Estados Unidos, la ‘ética laboral’ de este pueblo, goza de buena salud...”
Ahora bien, si Ud. es partidario de la noción ética del concepto de trabajo, entonces debemos aceptar que su ejercicio robustece la moral individual y la dimensión de castigo atribuída pierde su validez. Las concecuencias de asumir ésto son, desde el punto de vista del individuo, la relevancia del esfuerzo honrado en prepararse integralmente para hacer frente a las condiciones de contorno, vencerlas y realizar su proyecto de vida. Cabe esperar, colectivamente hablando, que esa posición individual se convierta en uno de los sumandos de la ecuación que resuelve la cuestión del desarrollo con prosperidad y calidad de vida.
Sigo citando de la mano de Davenport, ahora las palabras del banquero Henry Clews ante estudiantes de Yale en 1.908:
“... Cualquiera puede elegir su propio oficio o profesión o, si no le agrada el que tiene, es capaz de cambiarlo por otro. Se haya en la libertad de trabajar de firme o no; puede hacer sus propios tratos y fijar precio a su trabajo o a sus productos. Es libre de adquirir propiedades o enajenarlas. Gracias a un gran esfuerzo, a una capacidad superior o a su inteligencia, si consigue ganar más, está en libertad de vivir mejor, justo como su vecino es libre de seguir su ejemplo y de aprender a su vez a superarle. Cuando un individuo disfruta de su dinero, ganado por su energía y la eficacia de su empeño, sus vecinos se sienten impulsados a trabajar más para que ellos y sus hijos logren alcanzar el mismo desahogo...”
Esta es una invitación clara a que Ud. sea exitoso pero, también, una exhortación a que todos lo imitemos.
El contexto de lo expuesto ocurre en una sociedad como la estadounidense, donde los fundadores establecieron el progreso y la prosperidad como pilares fundamentales del desarrollo de la nación. Obviamente, esa sociedad no es “Un mundo feliz”, del autor Aldo Huxley. Todos los colectivos del planeta están constituídos por seres humanos cuya naturaleza es imperfecta pero, gracias a Dios, perfectible. También, es fácil inferir que todos los pueblos con mejor calidad de vida han abrazado esta actitud hacia el trabajo, individual o colectivamente, al punto que ello forma parte de su genética; porque para sustentar este concepto en el tiempo, el mismo, debe formar parte del ADN de toda la sociedad.
En el entorno de la geografía donde vivo, pocos países han decidido asumir la ética del trabajo y sus virtuosas concecuencias; quienes lo hicieron, después de mucho esfuerzo han alcanzado estadios de desarrollo interesantes. Como se comprenderá, el concepto sigue evolucionando junto con el ser humano en las formas, relaciones, pero nunca en el valor moral sobre el que está cimentado. Muchos otros factores morales y éticos condicionan el desarrollo; podemos decir que hay tantos temas ancestrales como la existencia misma los cuales, hoy en día, siguen siendo de vital importancia. La equidad y la justicia tal vez sean buenos ejemplos.
En fin, tomé este concepto para ponerlo en el contexto de una realidad que lejos de alentarlo se encuentra con un discurso político desalentador, prácticas contrarias al sentido común. Si bien es cierta la propuesta de la ética laboral, no es menos cierto que sin la generación de puestos de trabajo dignos, no sólo se cercena el acto de trabajar, también se desestimula la generación del capital humano necesario para el desarrollo. He aquí como se entra en un círculo vicioso.
En Venezuela, el Dr. Emeterio Gómez, tiene muchos años insistiendo en el tema. Particularmente, no comulgo con todas sus ideas pero hay dos cosas que celebro:
1.- Hablar de ésto en un medio como nuestra sociedad, requiere osadía y una personalidad muy aventurera. Lo celebro y me uno.
2.- Relacionar la ética del hombre con su desarrollo es una visión fundamental; en el fondo de todas las actividades del hombre, la diferencia entre éxito y fracaso son los códigos morales y valores éticos de su conducta.
Todo lo expuesto, es por demás obvio. Siento pena tener que hablar de ésto en pleno siglo XXI; lo único que me alienta es percibir que el resto del planeta también tiene algunas dificultades con ésto de la moral y la ética. Un compañero de trabajo decía “cuando todo va mal, hagamos limonada”. Quizá si recapitulamos sobre lo básico, la esencia misma, podamos proporcionar mejores respuestas a todos los habitantes de este hermoso planeta. Hasta la próxima.
¡Inaudito! (4-11-11)
Casi sin palabras. Cuando una publicación como la de la imagen aparece en la primera página de un periódico, casi no son necesarias otras palabras, salvo para indicar cuan subdesarrollada es la administración de este gobierno. Ésto apareció en la primera página del diario NOTITARDE en el día de ayer.
En la página #4 del mismo diario está la información completa de la noticia con la copia de la Gaceta Oficial del Estado, la cual insertamos a continuación.
Necesitamos un sistema informático que sea capaz de entrelazar y relacionar todos los datos relevantes de la administración pública en una sola plataforma; ¡URGENTE!